sábado, 29 de diciembre de 2012

¡Lágrimas al viento y por el viento!


Desplegando alas, motores en marcha, lista para despegar.

Despegar sin mirar atrás. Surcar el cielo atravesando tormentas, relámpagos y truenos. Volar entre las nubes por cielos descubiertos. Sentir la libertad colarse entre las curvas de mi cuerpo.
Mi pelo al viento: enérgico, eléctrico. Volar y que sólo la brisa me haga llorar. ¡Lágrimas al viento y por el viento! Ese será mi grito de guerra. Se oirá allá donde vaya; el viento os lo dirá.

¡Oh libertad, liberad a este ave que solo quiere despegar! Pobre ave atrapada entre la multitud de una nada que no baila al son de su danza celestial.




lunes, 26 de noviembre de 2012

Hiro

¿A quién no le gustaría tener la habilidad de parar el tiempo? ¿Cuántos de nosotros  no hemos soñado con ello? Es cierto, ¿no?. Bueno, ahora les voy a revelar un secreto.

He estado indagando en mi cerebro y he descubierto que todos y cada uno de nosotros poseemos en nuestro interior ese poder, ya sea en mayor o menor medida. Sin embargo, lo usamos mal.


¿A qué todos hemos pasado por situaciones en las que desconectaríamos del mundo? Y de hecho, eso es lo que hacemos. Es como si detuviéramos el tiempo, nos aislamos. Sin embargo, muchos no son conscientes  que el mundo sigue, él no espera por nadie. Bueno, algunos si que nos percatamos de ello y eso, asusta.


Al llegar a esta situación, se nos plantean dos opciones:
Una, nos quedamos quietecitos en nuestro "paraíso del tiempo eterno", o dos, salimos de nuestra guarida y miramos al mundo. Está claro que la primera opción es pan comido. Si bien, tuviera que elegir, me quedo con la segunda. Será difícil al principio, pero ¿vamos a dejar que algo nos afecte tanto, hasta el punto de casi desaparecer en nuestra propia sombra?

domingo, 25 de noviembre de 2012

i

A veces, me da por echar un vistazo a los textos que he escrito. Algunos los leo y pienso, ¿qué diablos quería decir? ¿pero tiene sentido? ¿será simple verborrea? ¿habrá algo más allá que letras, palabras, oraciones y párrafos? Sin olvidarnos de los signos de exclamación, o los pongo en exceso, o me faltan. No se calcular la medida exacta. Sin embargo, nunca me olvido de poner los puntos sobre las íes.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

La carrera de la vida

Tengo vértigo de mis pasos, no a donde me llevan. Tengo miedo, sí, pero no por ello voy a dejar de caminar. Sólo espero no deambular mucho, por aquello de no perder el tren. Si lo pierdo ¿habré ganado o habré perdido la carrera frente a la vida?

  Esta es una batalla a contrarreloj, pero nadie me pregunto si la quería librar. Si abandono ¿me estaré abandonando a mi fortuna?¿a mi suerte?
  Y si simplemente cambio mi forma de vivir y si estipulo otras prioridades en mi vida, otras que no venga dictaminadas por la sociedad en la que vivimos. Entonces, no habré perdido ¿no?

¿Y si? ¿Y si? Y si ya no se que diablos esperar de la vida y menos aún que hacer con la mía. Y si lo único que hago es excusarme de mis obligaciones y responsabilidades. Y si lo único que hago es darle vueltas y vueltas a mi cabeza, con lo fácil que sería seguir una línea recta, una suceción de puntos, de actos que se pierden en el horizonte para luego perderse en el olvido de una tumba.

jueves, 19 de julio de 2012

A la deriva

En el abismo de mi ser navego, entre venas y arterias ando de nervio a nervio como si una trapecista fuera; pero un paso en falso y mi audaz hazaña se convierte en un naufragio estrepitoso. Mientras caigo, el desasosiego se apodera de mí y en un ataque de pánico grito: ¡Marinera a la deriva! Nadie responde, ni mi subconsciente me hace caso. Estoy sola, atrapada entre vísceras y sangre. Busco una salida, pero el mar esta embravecido.

Pasan los días y aquí sigo, desorientada, sin rumbo fijo. Intento salir a flote pero la tormenta no amaina. Solo quiero una tregua, un mar en calma que me deje resurgir de mis entrañas. Pero mis ojos me delatan, pues, no queda apenas brillo, ni ápice de vida alguno que me ayude a continuar. Solo me queda contemplar al son de tenues latidos, como las burbujas se llevan consigo el aire de mi última exhalación.